Aduana Argentina

SU ORIGEN

La Aduana Argentina es la institución más antigua del país. Su origen se remonta a los tiempos de la conquista y colonización española. Existen antecedentes históricos que señalan que los primeros derechos aduaneros en tierras del Plata fueron establecidos en la “Capitulación” celebrada entre Carlos V y Don Pedro de Mendoza para la conquista del Río de la Plata. Por Real Cédula del 19 de julio de 1534, se establecía la exención del pago de derechos de todos aquellos bienes que llevaran consigo los colonos y pobladores, siempre que lo introducido fuera para uso personal y provisión de sus viviendas, anulándose el privilegio en caso del cambio de destino de la mercadería a introducir.

El 3 de febrero de 1536 y según lo describe muy bien el Dr. J.M. Converset, arriban a estas costas las naves de la Armada de Don Pedro de Mendoza autorizado por el Rey Carlos V a “entrar en el dicho río de Solís que llaman de la Plata” y “conquistar y poblar las tierras y provincias que hubiese en las dichas tierras”. Fue una empresa de carácter predominantemente militar. Se lo autorizó a fundar “hasta tres fortalezas….” para “guarda y pacificación de la dicha tierra”. No se lo facultó para fundar “ciudades”. Así, sobre la costa occidental encontraron un riacho, si bien angosto, con noble profundidad. Era el lugar ideal. Allí podrían entrar con comodidad, incluso las naves de gran calado. Fácil sería repararlas y seguir luego la empresa.

Es así como nació en los primeros días de febrero, en el lugar que por lo dicho llamarían “Riachuelo de los navíos”, el “real” (fortaleza-puerto) de “Santa María del Buen Aire” y que posteriormente fuera reconocido como “Puerto de Nuestra Señora de Santa María de buen ayres” (SIC de los originales), mal llamada Primera Fundación y que no fue una ciudad.
D. Pedro de Mendoza había llegado investido con el título de Adelantado, Gobernador, Capitán General de las Provincias del Río de la Plata y Alguacil Mayor. Por lo tanto habría sido la primera autoridad que ejerció funciones aduaneras y policiales en la fortaleza – puerto.

Según la mayoría de los historiadores, si bien la actividad aduanera, como entidad recaudadora y proveedora de recursos económicos, existió en forma elemental desde aquel primer asentamiento, la puesta en funcionamiento de la Aduana en el Río de la Plata se corporizó con más poder durante la autentica fundación, llevada a cabo el 11 de junio de 1580 por Don Juan de Garay, con el nombre de “Ciudad de la Trinidad” (SIC del original).
Fundada ya la nueva ciudad, Juan de Garay, en nombre de su Majestad Real, y en virtud de los poderes y comisiones que de su persona real tenía, era el encargado de nombrar y proveer de los correspondientes títulos a los distintos funcionarios que debían secundarlo en las diversas tareas de gobierno. Así pues, instalada ya la Aduana con el nombre de “Aduana y Registro”, Garay pone en funciones al criollo D. Diego de Olabarrieta, escribano, alcalde, y uno de los primeros pobladores de Buenos Aires, en su nuevo cargo de Receptor de Rentas Aduaneras de la ciudad de Buenos Aires.

El desembarco de mercaderías arribadas en la carabela “Nuestra Señora del Rosario” el 1° de junio de 1586, al mando del Capitán Alonso de Vera y Aragón y con carga procedente de las costas del Brasil, constituyó el primer registro oficial que se conserve de una operación de importación, se trataba de mercaderías esenciales, acordes a las necesidades primordiales de una aldea.

Este hecho histórico establece como Día de la Aduana el 1º de junio de cada año por Resolución 794, suscripta por el entonces Interventor de la Dirección Nacional de Aduanas, Capitán de Navío (R.) Mario R. Paillas y publicado en la Circular Especial N° 169, de octubre 16 de 1962.

En cuanto a antecedentes que dan cuenta de la primera exportación, la misma data del 2 de septiembre de 1587, cuando zarpó con destino a los puertos del Brasil la carabela “San Antonio”, conducida por el Capitán Antonio Pereyra, transportando frazadas, sombreros, sobrecamas y otros artículos artesanales oriundos de la región.

 

EN EL VIRREINATO

LA ADUANA DE BUENOS AIRES

En un principio, el inmenso territorio americano controlado por los españoles se dividió en dos jurisdicciones llamadas virreinatos: el de Nueva España, creado en 1534, y el de Perú, fundado en 1544; y dos capitanías Generales, la de Yucatán (1542) y la de Nueva Granada (1564). Pero los territorios a administrar seguían siendo muy extensos y difíciles de controlar y la corona española decidió subdividirlos y crear nuevos virreinatos y capitanías. Así, la Capitanía de Nueva Granada se transformó en Virreinato; se creó el Virreinato del Río de la Plata y las Capitanías de Chile, Cuba, Venezuela y Guatemala.

Durante muchos años el desarrollo de la actividad aduanera estuvo ligado al lento crecimiento poblacional de la región del Plata que registraba una escasa actividad comercial y reducida recaudación.

El monopolio comercial impuesto por la metrópoli durante el siglo XVI afectó seriamente al Río de la Plata porque priorizaron las rutas de las colonias proveedoras de metales preciosos. Para modificar esta situación, combatir el contrabando y controlar más poderosamente al Atlántico Sur, aprovechando también que Inglaterra estaba ocupada en la guerra de independencia de sus colonias, el Rey Carlos III de España, por Real Cédula del 1° de agosto de 1776, decidió crear el Virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos Aires; Virreinato que quedaría integrado por las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Cuyo, Potosí, Charcas, Cochabamba y La Paz.

Los Virreyes eran los representantes directos del Rey en América y eran los funcionarios más poderosos de estas tierras. El primer Virrey en el Río de la Plata fue Pedro de Cevallos, un experimentado jefe militar español que había sido gobernador de Buenos Aires.
Pedro de Cevallos, el 6 de octubre de 1777 daba el primer paso al gran cambio, y autorizaba a que Buenos Aires comercializara libremente sus productos con los Virreinatos del Perú, Nueva España, Nueva Granada y Guatemala. La medida fue confirmada y ampliada por la Real Cédula del 2 de febrero de 1778, por la cual Buenos Aires se incorporó al libre comercio con España y comenzó así su reactivación comercial.

Abierto entonces el puerto de Buenos Aires al comercio directo y libre con numerosos puertos de la Península, se hacía imperiosa la necesidad de organizar una institución administrativa que cuidara la percepción de las rentas: La Aduana. Así entonces, el rey Carlos III daba nacimiento a la Aduana de Buenos Aires, creada por Real Cédula del 25 de junio de 1778 y su puesta en funcionamiento como tal, data de marzo 1 de 1779. Por la misma Real Cédula designaba como primer Administrador de Aduana y Ramo de Alcabala a don Francisco Ximenez de Mesa, por considerar que “la administración de la nueva institución debía ponerse al cuidado de personas de inteligencia e integridad”.

Desde ese momento, la Aduana de Buenos Aires tuvo funciones consultivas de importancia. No era una simple oficina de recaudación. Era una institución de Hacienda, con voz y opinión decisivas en el ánimo de los intendentes generales y del virrey. No se resolvía un solo asunto de orden comercial o financiero sin que se oyera previamente el informe del Administrador de Aduana, dado que la recaudación de los derechos aduaneros servía para cubrir gran parte de las necesidades de la administración.

Como complemento de la incesante lucha para contener el contrabando, y para contar con un control más severo del comercio portuario, a mediados del siglo XVIII se creó un cuerpo militar denominado “Blandengues de la Frontera”. A partir de 1810 dicho cuerpo pasó a llamarse “Regimiento de Caballería de la Patria”. En C.1817 volvió a su denominación original, hasta que en C.1824, por otras necesidades militares, encontró su fin. Podría afirmarse que la Policía Aduanera dependiente de la Dirección de Aduana, creada años más tarde para mantener la vigilancia de las costas, mares y fronteras terrestres, tuvo su origen en este antiguo cuerpo de caballería. Si bien ya existía, el objeto y organización del funcionamiento de la Policía Aduanera fue reglamentado el 10 de marzo de 1896 por Decreto del Presidente José Evaristo Uriburu.

LA REVOLUCION DE MAYO

La Revolución de Mayo se constituyó en el punto de partida de un nuevo espíritu en los hombres y en las instituciones. En este nuevo orden se debieron reorganizar las instituciones administrativas y transformar a la Aduana en concordancia con el espíritu revolucionario de la época que estaba imbuido del liberalismo filosófico y político vigente a comienzos del siglo XIX.

La sanción de un Reglamento Provisorio, que establecía la libertad comercial, en mayo de 1810, marcó el fin del vínculo colonial con España. Junto con esa libertad comercial, el Reglamento reconocía también a las rentas de Aduana como la principal fuente de sostenimiento económico para el nuevo gobierno, y a la Aduana como institución fundamental para la administración de éstas. Fuente única de ingresos, entonces, la Aduana del puerto de Buenos Aires debió financiar el aparato estatal heredado de la Colonia y costear la expansión de la provincia más próspera.

La mayoría de los funcionarios que el primer gobierno patrio heredó de la administración virreinal permaneció en sus puestos, jurando “reconocimiento y obediencia” a la junta. Entre éstos, lo hizo Don José de Proyet, funcionario de la Real Hacienda, que de esa manera se constituía en el postrer Administrador de la Aduana Colonial y en el primero de la Patria.
Los primeros gobiernos patrios se fijaron como objetivos mejorar los servicios aduaneros, combatir el contrabando y el aumento de la recaudación, tanto nacional como provincial, dado que existían Aduanas Interiores.

Desde C.1826 fracasaron diversos intentos para unificar las Aduanas. Recién en C.1852, después de la caída de Rosas, en el Acuerdo de San Nicolás, se determina que los impuestos de Aduana en las importaciones y exportaciones tendrán carácter nacional y que las mercaderías de origen extranjero, una vez nacionalizadas, podrán transitar libremente de una provincia a otra.

Es menester destacar la figura de un argentino sin sombras, don Cristóbal de Aguirre, fue el primer funcionario que recorrió todos los grados del escalafón aduanero, desde 1844 a 1872 hasta llegar a ser el Director General, fue el autor de las Ordenanzas de Aduana, aprobada por Ley de la Nación nº 181 del 16 de agosto 1866, actualizadas por una nueva Ley de la Nación nº 810, del 5 de octubre de 1876 y que estuvo vigente hasta el actual Código Aduanero de 1981, se lo considera el creador de la Aduana moderna, posteriormente fue Ministro de Hacienda en las presidencias de Mitre y Sarmiento, falleció en la Ciudad de Buenos Aires a los 72 años, el 21 de junio de 1892.

LAS DISTINTAS SEDES

Desde el preciso instante que D. Pedro de Mendoza estableciera la fortaleza-puerto de “Santa María del Buen Aire” en 1536, la Aduana habría tenido su presencia hasta C.1541, uno de los lugares posibles es el actual Parque Lezama y en la auténtica fundación por D. Juan de Garay en C.1580 de la “Ciudad de la Trinidad” (hoy Buenos Aires), la Aduana habría vuelto prácticamente a ocupar el mismo lugar de la vieja edificación y así comenzaron sus interminables traslados.

En C.1581 se instala a orillas del Riachuelo, es trasladada en C.1595 al Fuerte de Buenos Aires y luego en dos oportunidades más ocuparía el mismo lugar, de C.1604 a 1607 y de C.1619 a 1658.

En C.1602, el Cabildo ampliaba el trazado de la ciudad y destinaba para la Aduana una cuadra de terreno al norte de la población. Así, en el predio ubicado en la cuadra de la actual calle 25 de Mayo hacia su intersección con Lavalle, en el llamado “Solar de Ruiz”, se construyó una pequeña casa que finalmente la Aduana ocupó por poco tiempo. A fines del mismo año se le asignó una nueva ubicación en el llamado “Solar de Garay” hasta C.1604, en lo que hoy son las calles Rivadavia y 25 de Mayo, actual Banco de la Nación Argentina, casa central.

Más tarde, esta vez a causa de necesidades militares, el destacamento fue desplazado, ocupando una barraca en la margen izquierda del Riachuelo, denominada Guardia Antigua, C.1658.

Debido a un incendio y a las reiteradas inundaciones es trasladada a un lugar relativamente cercano también a orillas del Riachuelo, pero en una zona más alta, denominada Guardia Nueva, C.1725.

El 25 de junio de 1778, nace como institución la Aduana de Buenos Aires y el Rey Carlos III de España designa a D. Francisco Ximenez de Mesa, “Administrador de la Aduana del Puerto de Buenos Aires y de las Alcabalas de la Capital y su Partido”.
La Aduana abrió sus puertas en mayo 1 de 1779 en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, estableciéndose en un precario edificio conocido como la “Ranchería” ubicado en la intersección de las actuales calles Alsina y Perú, a espaldas de la Iglesia de San Ignacio.
La denominación “Ranchería” se utilizaba para el asentamiento de los indios guaraníes traídos de las misiones jesuíticas y que realizaban labores en el convento del citado templo católico y en el de San Juan Bautista.

Debido a que esta edificación resultaba insuficiente e inapropiada la Aduana se mudó a principios de C.1784. Años después en el mismo lugar se inauguró el primer Teatro Público de Comedia, conocido como “Teatro de la Ranchería” que en C.1792 se incendió provocando la destrucción total del mismo.

D. Ximenez de Mesa solicitó trasladar la Aduana a la casa llamada “Del Real Asiento de los Ingleses”, utilizada en el pasado por los comerciantes negreros de esa nacionalidad, finalmente propiedad de D. Vicente de Azcuénaga y situada en las actuales Av. Belgrano entre Balcarce y Paseo Colón… Así, el 28 de octubre de 1783 se celebró el contrato de locación y la Aduana se mudaba a la Casa del Asiento en enero de C.1784, la que con los años pasaría a llamarse “La Aduana Vieja” o “Aduana de Santo Domingo”.

A esta altura es conveniente dejar claro lo siguiente; a esta propiedad también se le llamó y llama erróneamente en distintos textos, la “Casa de Basabilbaso”. En el Boletín del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires de 1979, el señor Julio A. Luqui Lagleyze publicó detalladamente quienes fueron los verdaderos propietarios de la Aduana Vieja.

Por gentileza de la señora Graciela Pérez Villamil, que fue Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Caballito, llega a manos del señor Lagleyze una escritura de 1894 de terrenos de Balcarce 458/72, de la colección privada de la señora, relacionado con el testamento don Vicente de Azcuénaga.

Del estudio de dichos documentos pudieron sacar la siguiente conclusión:

1º – La “Casa del Asiento” fue edificada en 1705 por la Real Hacienda.

2º – Su nombre fue “Casa del Real Asiento de los Ingleses”

3º – Fue adquirida el 20 de junio de 1772 por los hermanos Juan Pedro y Agustín Casimiro de Aguirre, en pública almoneda.

4º – Estos la vendieron el 9 de junio de 1776 a don Vicente de Azcuénaga, en $8.000.

5º – Que es muy difícil que allí haya nacido en 1754 el Brigadier Azcuénaga, ya que en esa época era propiedad de la Real Hacienda.

6º – Que nunca perteneció a don Domingo Basabilbaso y menos pudo éste construirla, ya que lo hizo la Real Hacienda en 1705 y el nació en España en 1709.

7º – Que su emplazamiento era en la hoy calle Balcarce y Belgrano, con 65 metros, sobre Belgrano que era su frente, por 84,24 metros por Balcarce. No llegando por tanto, ni a las hoy Paseo Colón ni a Venezuela.

Y suponen:

8º – Que la fecha del frontispicio, que aparece en los dibujos (1782) y en la fotografía del Archivo General de la Nación, fue colocada cuando le fue retirado el Escudo de Armas Real.

9º – Que al trazarse nuevamente las manzanas entre las hoy Paseo Colón y Balcarce se le añadieron los terrenos faltantes, ya que la división de condominio citada habla de toda la manzana (aunque no aclara el origen de las nuevas tierras).

El acceso principal de la casa estaba sobre bajada de Santo Domingo, hoy Av. Belgrano, a la que daba una importante puerta de doble hoja de madera con cuarterones y arco escarzano; sobre ella existía otra más pequeña que permitía el ingreso de personas. Dicha puerta estaba flanqueada por columnas y coronada por un frontón en cuervas, que terminaba en tres cúspides, todo de estilo Barroco Jesuítico y mal llamado “Colonial” entre nosotros. Otra de las entradas, en este caso de vital importancia para la operatoria aduanera, daba a la hoy calle Balcarce, y estaba a pocos metros de un desembarcadero, dado que el río llegaba prácticamente a la acera oeste de la actual Av. Paseo Colón.

Años más tarde, en C.1814, el edificio de Aduana no estaba ya en buenas condiciones, de modo que debieron efectuarse en él nuevas refacciones a fin de poder controlar la creciente actividad aduanera. La casa fue remodelada y como parte de las obras, también se abrió una nueva puerta que daba a los fondos del convento de Santo Domingo.

Finalmente, a fines del siglo XIX principio del XX, el edificio de la llamada “Aduana Vieja”, que se encontraba desocupada hace varios años, sucumbió a causa del corregido nivel de la calle Belgrano, el que provocaba su semi hundimiento en el terreno originando parciales derrumbes, hasta que se estima, se procedió a su definitiva demolición.

Como dato curioso puede señalarse que cuando se modificó, en C.1916, la fachada de la antigua casa que hoy ocupa el Museo Enrique Larreta, en el barrio de Belgrano, se tomó la de la “Aduana Vieja” como modelo; convirtiéndose entonces en una réplica exacta que hoy podemos apreciar, en perfecto estado de conservación en Juramento 2291 de esta Capital.
En C.1855 se encaran nuevas obras; la construcción de la llamada “Aduana Nueva”, demoliendo parte del viejo Fuerte, y la inauguración del Muelle de Pasajeros, en el “Bajo de la Merced”, entre las actuales calles Bartolomé Mitre y Tte. Gral. Juan D. Perón.

Habilitada en C.1859, la Aduana del Estado Independiente de Buenos Aires, Aduana Nueva o “Aduana Taylor”, cuya denominación obedeció al nombre de su constructor, el ingeniero inglés Eduardo Taylor, se componía de un conjunto de edificios de los cuales el principal, con frente al río, era semicircular y en sus plantas destinadas a depósitos funcionaban 51 almacenes de techos abovedados, rodeados exteriormente por galerías. El conjunto contaba con una torre central con faro.

Del centro del edificio salía un espigón de madera, utilizado como muelle principal de carga. Existían también depósitos sobre la calle Victoria, hoy Hipólito Irigoyen, y rampas en curvas que unían la Plaza de Mayo con el Paseo de Julio, hoy Leandro N. Alem.

La “Aduana Nueva” se constituyó en el primer edificio público que se levantó durante la época de la Organización Nacional, y tuvo el privilegio de construirse en parte del primer terreno ganado al río.

Mientras se terminaba su construcción, se habilitó por poco tiempo un viejo caserón en la esquina sudoeste de las actuales Av. Paseo Colón y Garay, llamada la “Aduana de Lanús”.
Casi 40 años después, el avance en las obras de reconstrucción del puerto y el proyecto de remodelación de la Plaza de Julio, en Paseo Colón y Rivadavia, obligó a que la “Aduana Taylor” fuera desocupada. El Decreto del 16 de noviembre de 1894, firmado por Sáenz Peña, establecía su demolición. Hacia fines de ese año comienzan a demoler los pisos superiores, permaneciendo en pié solo hasta la altura del primer piso. Finalmente, en C.1894, la Aduana se traslada nuevamente a un edificio del ingeniero Taylor, construido como anexo, sede que se encontraba donde hoy se levanta el Ministerio de Economía, en Hipólito Irigoyen y Paseo Colón, y que en esos días pasó a ser conocido como el de Dirección General Rentas Nacionales o “Anexo de la Aduana Taylor”.

La reducción de los espacios del anexo aparejó el proyecto de construir un edificio acorde con las necesidades e importancia de la institución. Así pues, en C.1908, se encargó a los arquitectos Eduardo Lanús y Pablo Harry la construcción de un “palacio” para asiento de la Aduana de Buenos Aires y Aduanas Nacionales en la zona portuaria ganada al río, sobre el predio comprendido entre las actuales calles Belgrano, Azopardo, Moreno e Ingeniero Huergo. Las obras dieron comienzo en enero de C.1909, y el nuevo edificio fue “inaugurado políticamente” para el centenario por el Presidente José Figueroa Alcorta en 1910, hay una placa de bronce en el hall central conmemorativa que lleva como fecha solo el año.
La mudanza comenzó a partir de enero de 1911, se habría entregado oficialmente el 2 de mayo de 1913 y su obra con las dos torres habría finalizado en C.1915.

El edificio, de estilo francés, en el que se destacan sus dos torres de pizarra negra y una importante entrada decorada en estilo rococó, consta de un subsuelo, planta baja y tres pisos superiores. En su interior se distribuyen 23 salones y 90 locales.

El palacio de Azopardo 350 es la actual sede de la Dirección General de Aduanas y constituye uno de los inmuebles históricos más representativos por su belleza y jerarquía.
El 28 de septiembre de 2009, el Decreto 1309/09 lo declaró Monumento Histórico Nacional.
Desde 1536 la Aduana habría ocupado los lugares antes descriptos y también otros que no se han podido establecer fehacientemente, debido a las contradicciones de los relatos históricos de distintos autores.

RESEÑA Y SÍNTESIS HISTÓRICA
CARLOS SOLANS Y JORGE MONETTA
2011

 

Bibliografía:

  • La Historia Argentina desde Otra Perspectiva: La Aduana.  Horacio Bruzera
  • Del Brazo con la Historia – La Aduana – Su Origen, Su Evolución.  Federico G. Garrel
  • Historia Económica de la República Argentina. Luis R. Gondra
  • Historia Económica del Virreinato del Río de la Plata. Ricardo Levene
  • Relatos del Dr. Juan Manuel Converset
  • Investigación y búsqueda del equipo de trabajo “LA ADUANA ARGENTINA – SU MEMORIA”  Disp.108 (DGA).
  • Sección Biblioteca.
  • Boletín del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires nº 1 1979. Cedido gentilmente por el CEDIAP – Centro de Documentación e Información de la Arquitectura Pública.

Para mayor información
www.historiadelaaduana.com.ar
monetta@historiadelaaduana.com.ar

Toda esta información carece de valor comercial y es de carácter estrictamente informativo, asimismo se encuentra debidamente registrado en la Dirección Nacional del Derecho de Autor.

 

HISTORIAL DE ALGUNAS ADUANAS Y RECEPTORIAS DE LA REPUBLICA ARGENTINA

Entre los variados documentos que al filo de la historia ha desgranado nuestra querida tradición local, surge el denominado “Nomenclador de Aduanas y Receptorias” que describe de manera ilustrativa y certera precisión, las jurisdicciones, límites, situación geográfica, resguardos de registro, destacamentos, aeródromos, personal, armamentos, movilidad, renta aduanera, comunicaciones, concesiones especiales, pasos andinos, entre otros datos; compilados y ordenados por el encargado de la entonces existente “Oficina de Gráficos y Cartografía”.

Es dable observar que de aquellos antiguos escritos teñidos de amarillo, se rescata el patrimonio cultural que ha dejado huella indeleble hasta nuestros tiempos y es de destacar la frase que encabezaba, a manera de ayuda memoria para el libre pensador “Esta Historia tiene que seguir así: . . .”

En la Ley del Estatuto (El Estatuto de Hacienda y Crédito Público de la Confederación Argentina es un Cuerpo Jurídico Constitucional de materia económico social. Quedó formalmente promulgado por el Congreso General Constituyente de 1853 en Santa Fe el 9 de Diciembre de ese mismo año) establece en el Título 14 Cap. 1º De las Aduanas Nacionales, Art. 1º:

Se crean las siguientes Aduanas:
En Entre Ríos sobre el Río Paraná — Paraná, Victoria, Gualeguay.
Sobre el Río Uruguay — Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Concordia y Federación.
En Santa Fe: Santa Fe (Capital) y Rosario
En Corrientes: Corrientes (Capital), Bella Vista y Goya.
En Salta: en Jujuy, en San Juan y en Mendoza.

Como reflexión final cabe hacer mención a unas líneas contenidas en un documento que data del 14 de noviembre de 1938, “El Manual para Uso del Personal de los Resguardos del Interior de la República”, ordenado por el entonces Director General de Aduanas  D. E. OCANTOS ACOSTA:

“Los Guardas de Resguardo son la custodia permanente de los puertos, costas y fronteras de la Nación”

RESEÑA Y SÍNTESIS HISTÓRICA:
RICARDO LLOSA
2006

 

Bibliografía:

  • Sección Biblioteca.
  • Investigación y búsqueda del equipo de trabajo “LA ADUANA ARGENTINA – SU MEMORIA”  Disp. 108 (DGA)